
Un proyecto comisariado por Gómezdelacuesta para el CCC. Pelaires (09/2013) con la participación de Democracia, Raúl Díaz Reyes, Cyro García, Carles Gispert, Kaoru Katayama, Santiago Morilla, Albert Pinya, PSJM, Avelino Sala y Todo por la praxis.
Quizás por necesidad, quizás por desesperación, pero también por ganas y por capacidad, una nueva generación de creadores plásticos ha decidido quitarse la nariz de payaso, los complejos y las manías, han decidido pensar lo que dicen y decir lo que piensan, dejar de estar de acuerdo con lo que no estaban de acuerdo y meter los dedos en las llagas del sistema, en los temas que les preocupan, en el capital, el poder y la política, sin censura pero con responsabilidad, con la responsabilidad de incorporar una conciencia social, una ética desde la estética que nos permita construir un mundo que piense por sí mismo, que exija responsabilidades cuando las haya, donde no valga absolutamente todo y donde todo, si lo merece, pueda ser válido. No se trata de romper por romper, de criticar por el mero hecho de que resulte más sencillo destruir que construir, se trata de mejorar, de dejar en evidencia que hay cosas que no se pueden tolerar y algunas otras que se pueden hacer mejor, mientras establecemos una crítica de nosotros sobre nosotros mismos desde nuestras propias entrañas, sin acritud pero sin condescendencia, esto es High Society, una exposición colectiva que reflexiona sobre la situación del primer mundo desde el propio primer mundo.
Un proyecto comisariado por Gómezdelacuesta para la Sala Pelaires (09/2013) con la participación de Carlos Aires, Xisco Bonnín, Germán Gómez, Antoni Socias y Marcelo Viquez.
Desde el inicio de los tiempos, desde el principio de cualquier cosa, desde aquella primera grafía, desde aquel símbolo primigenio, todo es sexo, o casi todo. Ya lo dijo Adolf Loos, esa cruz seminal, ese trazo primitivo realizado toscamente sobre las paredes de una caverna en la remota prehistoria del arte, se convierte en un elemento catártico producido por el ingenio del ser humano, un símbolo de redención con el objetivo de despojarse de sus excesos, de sus deseos y de sus miedos. Una raya horizontal: la mujer yacente, y una linea vertical: el hombre que la penetra, la primera cruz, la primera imagen. La frenética carrera de la contemporaneidad no ha hecho otra cosa que darle la razón a aquel freudiano “todo se refiere al sexo” y es que la obsesión humana por excelencia impregna cualquier esfera de la vida, arte incluido: sexo, mentiras y las imágenes que les dan soporte, uno de los triunviratos mágicos de la creación contemporánea y la santísima trinidad de esa parte de la fotografía que acepta la verdad desnuda y las ficciones enmascaradas, así es, así sea. Una investigación de esta relación ancestral entre sexo e imagen, una exposición que ahonda en esa (in)certidumbre donde todo es mentira, donde todo es sexo, donde todo es, en realidad, fotografía.