PSJM – «Historia Natural»

PSJM – «HISTORIA NATURAL»

Un proyecto comisariado por Fernando Gómez de la Cuesta
para Gerhardt Braun Gallery de Palma de Mallorca

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«ETERNO RETORNO»
Fernando Gómez de la Cuesta

¿Y no se hallan todas las cosas tan estrechamente entrelazadas que este instante determina todo lo que está por venir?

Así habló Zaratustra – Friedrich Nietzsche

La primera aproximación a las obras que componen el proyecto Historia Natural del colectivo PSJM debe ser formal. Su rotundidad material y plástica concede pocas opciones para acercarse de otra manera a unas piezas de curvas meditadas, exactas e inquietantes, de pintura extendida con precisión sobre superficies voluntariamente naturales. Es cierto que partimos de la flagrancia de lo sensible, de lo visual y de lo táctil, de la forma y del color, de unos trabajos de sofisticada geometría abstracta, aspecto deliberadamente aséptico y acabados exquisitos, unas composiciones que poseen la visión preclara de esos artistas que aciertan con los parámetros por donde transcurre la estética contemporánea, por donde transitan esas pinturas y esculturas que pertenecen al gran arte, esas creaciones que tienen acceso a los museos más importantes y a las casas de los mejores coleccionistas, unos objetos inapelablemente bellos si lo indiscutible existiera. Es cierto que en nuestra reflexión partimos de cuestiones que pudieran parecer evidentes y quizás algo superficiales, en todo caso preliminares, tangibles y vinculadas a una percepción que se genera desde la objetividad de su descripción, desde la intuición de los sentidos y desde las emociones directas que provocan. La realidad es que iniciamos nuestro camino desde la estética contundente y atractiva de unas obras formalistas, al menos, en apariencia.

Pero eso sólo es el principio, un primer apunte para este breve texto. Las formas connotan y denotan, expresan y transmiten, son lenguaje, causa y efecto, nada es casualidad y en las creaciones de PSJM mucho menos. Las piezas que integran Historia Natural nos remiten, sin solución de continuidad, a los gráficos de líneas, a esa manera humana, abstracta y simbólica de representar una medición a lo largo del tiempo. Las curvas que las componen poseen puntos de inflexión bien marcados, de crecimiento y decrecimiento geométrico, unos lugares de cambio abrupto y de crisis superlativa. Algunos de estos trazos, la mayoría, llevan la implosión de la línea hacia la parte superior de la obra, algunos otros, los menos, suben con violencia hasta arriba para luego dejarse caer de forma vertiginosa. Las gráficas de esta Historia Natural tienen algo de la montaña que sube Sísifo en sus trabajos estériles e imposibles, de ésa cuyo ascenso parece no merecer la pena. Sin embargo, cuando llegamos a la cima, vemos que el esfuerzo valió para algo, que desde allí se puede otear el espacio con cierta perspectiva y apreciar las cosas de otra manera: el precipicio, la vía de descenso, el origen de nuestro camino o la continuación del trayecto. Estar en la cúspide de la montaña nos puede servir para conocer y experimentar, pero también para sobrecogernos.

PSJM se vale de una curiosa e interesante línea de investigación plástica y conceptual que ellos mismos han llamado “geometría social”, en la que, a partir de datos estadísticos, se generan composiciones geométricas de gran intensidad. Se trata de pinturas y esculturas que se leen, piezas cuyo título forma parte de la obra mientras dota a la abstracción de un carácter crítico que pervierte la tradición del arte formalista provocando nuevos contenidos. En Historia Natural, PSJM da cuenta de la urgente situación ecológica actual mediante unas obras que desarrollan estructuras abstractas que responden a datos numéricos y que reflejan la preocupante realidad de nuestro ecosistema, dañado fatalmente por la producción y por el consumo masivo de combustibles fósiles. Una serie en la que la forma, la materia y la referencia se entrelazan orgánicamente para ofrecernos objetos estéticos cargados de una extraña belleza y de un alarmante contenido, una interpretación del dato frío que se expresa mediante armónicas curvas de desasosegantes recorridos. El contraste entre forma y concepto se ve acentuado por el significativo uso de los materiales, donde soportes naturales como el lino o el papel de algodón hecho a mano, son impregnados por pinturas derivadas del propio petróleo.

Resulta interesante observar como las gráficas que contienen todas estas piezas representan el momento actual en el punto más elevado de la curva, en la posición más crítica, en el instante más dramático. Sólo las que plantean predicciones invierten la tendencia de una parábola que, tras alcanzar la cúspide, vuelven a la base del papel o del lienzo en una especulación de futuro. Es evidente que estamos en ese tiempo en el que las cosas cambian, nos hallamos en ese preciso instante donde el uróboros se muerde su propia cola, nos encontramos en ese contexto que encierra la curiosa paradoja de que aquello que te alimenta es lo que te hace desaparecer. Quizás las obras de PSJM también participen de esa extraña contradicción en la que, lo que nos hace crecer, es también lo que nos mata, dejando clara la irreversibilidad de determinados actos, la dificultad de modificar el ciclo continuo de la vida, mientras señala de forma violenta el punto donde se produce la quiebra del sistema actual, el lugar en el que se rompen las estructuras que ya no soportan el desgaste, allí donde comienza una nueva era tras el trauma que lo cambia todo. Una lucha sinfín en la que no sabemos si descendemos de vuelta a un origen que nos reconforta o nos lanzamos desde una gran altura sobre lo inevitable, un esfuerzo, muchas veces inútil, de unos seres humanos convertidos en Sísifo, que comparecen, sin apenas margen de maniobra, tratando de retornar al hogar, a un inicio que nunca es exactamente el mismo.

La Historia Natural de PSJM manifiesta una intensa investigación previa que siempre está presente en el modo de actuar de este colectivo, un análisis preliminar en el que los datos sobre el entorno natural y los factores que lo influyen, son tomados de manera diacrónica y representados formal y conceptualmente mediante las curvas que recorren los espacios plásticos que componen la propuesta, expresando secuencias temporales, historias y predicciones, acercando, una vez más, los códigos de la ciencia a los modos del arte. Unas abstracciones que se leen y que plantean una relación entre la forma y el lenguaje que trasciende la propia abstracción conceptual para devenir pintura figurativa en un sentido que recuerda a la función que el primer Wittgenstein atribuyera al lenguaje. Una vuelta de tuerca de PSJM que, seguramente, no será la última, sino más bien el tránsito hacia otro nuevo giro, hacia otra nueva propuesta, hacia lo que vendrá después en este camino creativo sin pausa, en este itinerario hacia la búsqueda de aquel origen que, por su propia sencillez, resulta extraordinariamente complejo. Un eterno retorno donde la pieza, la obra de arte, quede desprovista de cualquier contenido, vaciada de todo concepto, para sublimarse en el objeto por sí mismo, ganando la autonomía total y una completa independencia. Pero eso es otra historia que, quizás, contaremos en otra ocasión.

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