Alejandro Javaloyas – «Floating Matter» – CC Can Gelabert – Binissalem

«Floating Matter» es un proyecto de Alejandro Javaloyas

comisariado por Fernando Gómez de la Cuesta

para el CC. Can Gelabert de Binissalem (Mallorca)

febrero 2023

fotos de sala: Grimalt de Blanch

fotos inauguración: Daymer Javier

La materia como metáfora

Fernando Gómez de la Cuesta

Decía Tarkovski que él prefería expresarse de manera metafórica y no tanto de forma simbólica o descriptiva, decía que los símbolos contienen un significado demasiado definido e intelectual, mientras que la metáfora es una imagen más abierta y sensible que posee la misma indefinición que los mundos que trata de contar. Lo infinito no se puede explicar desde lo finito[1]. En esa zona imprecisa y estimulante es en la que se desarrolla la investigación de Alejandro Javaloyas (Palma, 1987), una obra que nace del conocimiento acumulado, de la experiencia vivida y de la emoción compartida para ir introduciendo, poco a poco, las coordenadas del azar, la imprevisible previsibilidad del algoritmo y la deriva incontenible de esa inteligencia artificial que crece a una velocidad mayor de la que podemos asimilar.

Floating Matter es una exploración visual que parte de una masa ingrávida y pesada a la vez, un cuerpo extraño que el artista inocula en esas zonas liminares, en esos espacios de incertidumbre donde la percepción pierde su seguridad, donde la idea no tiene una única definición y la belleza entra en contacto con la inquietud[2]. Un proyecto que gira alrededor del desasosiego misterioso provocado por esa roca enigmática y borrosa que levita en unos paisajes despoblados en los que la presencia humana se intuye por el rastro que deja tras de sí. Esta materia flotante es una imagen, una metáfora, que se repite constantemente en los trabajos de Javaloyas: en su dibujo expandido, en su postpintura digital, en sus sugestivos vídeos, en sus premeditadas instalaciones encontradas y, por supuesto, en esa ultrafotografía que reivindica su independencia mientras explica, de forma eficiente, otras maneras de hacer y de crear.

Esta masa oscura que protagoniza sus obras, una materia inerte de aspecto casi vivo, parece detenida en un movimiento cierto[3], en una parábola que deja el surco de su trayectoria y anticipa la proyección premonitoria de un itinerario que está por venir, algo así como el trazo fluido de un dibujo a medio construir, como el ritmo de las notas sobre el pentagrama en una composición inacabada, como las curvas del latido de un corazón que desconoce su fin. Unas piezas que no se conforman con introducir la poesía de lo inquietante en la estética de lo cotidiano, sino que también establecen una oportuna reflexión sobre cómo se construyen las imágenes y quién lo hace, sobre lo que significan y para qué sirven. Unas obras que parten del insondable acervo de una inteligencia digital que sigue acumulando formas, conceptos y maneras para que el artista las paute, las seleccione y las intervenga en una conjunción de talento, sensibilidad, criterio, causalidad y casualidad.

Para generar todas las piezas bidimensionales que componen el presente proyecto, Alejandro Javaloyas inicia una peculiar conversación con esa inteligencia artificial que está alcanzando una potencia y unas dimensiones descomunales. El dispositivo digital responde a los enunciados textuales que el artista propone, produciendo una sucesión de imágenes algorítmicas donde el creador tan solo controla las palabras previas que las hacen germinar. Mediante este proceso se va obteniendo un amplio conjunto de representaciones visuales que tratan de converger hacia todas esas ideas que Javaloyas ha ido suministrando. Muchas de estas imágenes quedan perdidas en la traducción, otras se desvían en la forma o en el concepto, mientras que algunas, las menos, entran en sintonía con la investigación que, de manera minuciosa, está elaborando este creador.

Precisamente estas obras inducidas, seleccionadas y modificadas por el artista pero generadas por una inteligencia artificial, ponen en cuestión la propia descripción de la idea de autoría o la definición más tradicional de fotografía. El proyecto Floating Matter se encuentra inmerso en ese intenso proceso actual en el que el lenguaje fotográfico busca su autonomía más completa, prescindiendo de su servidumbre como notario de una realidad reproducida hasta la nausea, descartando su deriva pictorialista, la narratividad del documentalismo, incluso la retórica pedante de la postfotografía, Una nueva fotografía sin fotos, a veces sin cámara, donde el autor tan sólo proporciona un pensamiento, una imagen mental apenas verbalizada, que va tomando forma a través de ese insondable archivo digital dirigido por un algoritmo que, quizá, sepa más sobre nosotros que nosotros mismos.  

Floating Matter es la expresión de una ultrafotografía que ha alcanzado su libertad. Un proyecto donde cobra importancia la luz y su ausencia, la belleza inquietante y abstracta, lo material, lo inmaterial y lo digital, la reproducción de la imagen, su unicidad y su aura, el infinito, el universo y el metaverso, lo microscópico y lo telescópico, lo nuclear y lo liminar, el reflejo, el espejo y el cristal, el equilibrio precario, lo sutil y lo infraleve, el soporte fotográfico, su textura y su grano, el desenfoque, la distorsión y la aberración, la interferencia y el error, la fractura y el accidente, el paso del tiempo y el tiempo detenido, pero también el juego, la ironía, la diversión y la subversión absurda de lo cotidiano. Unas características, sobre todo estas últimas, que también definen las instalaciones objetuales de apariencia premeditadamente espontánea y esas enigmáticas y sugerentes videocreaciones que Alejandro Javaloyas intercala en el espacio expositivo. Todo ello para dar forma a una singular metáfora de nuestra vida a través de una inquietante materia que flota. Para eso, entre otras cosas, sirven las imágenes.   

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[1] “Lo bello, sin referencia a lo siniestro, carece de fuerza y vitalidad para poder ser bello”, Eugenio Trías, Lo bello y lo siniestro, Editorial Ariel, Barcelona, 1992, p. 42.

[2] Andréi Tarkovski en Hervé Guibert, “Le noir coloris de la nostalgie”, Le Monde, París, 12 de mayo de 1983. [https://www.lemonde.fr/archives/article/1983/05/12/le-noir-coloris-de-la-nostalgie_2834079_1819218.html]

[3] “E. Jentsch destacó, como caso por excelencia de lo siniestro, la duda (…) de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado”, Sigmund Freud, “Lo siniestro”, en Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, El hombre de arena, Editorial José J. de Olañeta, Barcelona, 1991, p. 18.

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