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EXPOSICIÓN ITINERANTE COMISARIADA POR FERNANDO GÓMEZ DE LA CUESTA y PAU WAELDER
PRODUCIDA POR EL INSTITUT D’ESTUDIS BALEÀRICS

Como señala el filósofo José Ortega y Gasset, toda generación se encuentra comprometida entre la herencia de lo que aprende de la generación anterior y la necesidad de crear unas normas propias, una nueva visión del mundo, en definitiva dejar su huella, reflejar la “sensibilidad vital” de su momento histórico. En este punto, indica Ortega, la transición de una generación a la siguiente puede ser de similitud y continuidad, dando lugar a un periodo que “pertenece a los viejos”, o bien puede generar confrontación y renovación, y por lo tanto un periodo que “pertenece a los jóvenes” y da años de innovación y lucha creativa. En el mundo del arte, el paso de una generación a otra habitualmente produce notables cambios en la producción artística, animados por la propia estructura del mercado y la crítica. Esta transición da lugar a luchas de poder, según explica Pierre Bourdieu: “por un lado, están las figuras dominantes, que quieren continuidad, identidad, reproducción; por otro, los recién llegados, que quieren discontinuidad, ruptura, diferencia, revolución. «Hacerse un nombre» quiere decir dejar la propia huella, logrando el reconocimiento (en los dos sentidos) de la propia diferencia respecto a los otros productores, en particular aquellos que están más consagrados.” Cada generación, pues, tiene que buscar su identidad, su lugar en la historia y determinar su relación con la generación precedente. Para los artistas jóvenes, esto supone seguir los pasos y posteriormente desmarcarse de los artistas que les han servido de inspiración, mientras van formando un discurso plástico propio. El impulso de la búsqueda constante de lo “nuevo”, como señala Boris Groys, hace imposible el regreso a las fórmulas antiguas, pero al mismo tiempo se requiere que las obras nuevas mantengan una cierta familiaridad con los modelos anteriores. Los artistas emergentes se encuentran así en la dicotomía entre el impulso de crear algo diferente, de romper con lo que hay, pero al mismo tiempo asimilar las aportaciones del arte que los ha precedido. El presente se convierte así, como indica Bourdieu, en una especie de “campo de batalla” en el que estar presente implica mantenerse en una creatividad activa, con la conciencia que “cada acto artístico que «hace historia» va introduciendo una nueva posición dentro del campo [del arte] que «desplaza» todos los actos artísticos previos.” La generación de artistas emergentes no puede pues sino observar su práctica artística desde una perspectiva que le permita huir del peso de la tradición y los referentes que le han dado forma, repensar la realidad que los rodea, el arte y su propia condición como artistas desde un punto cero. Con referentes, experiencias y aspiraciones diferentes, podemos ver la obra de los jóvenes artistas bajo el concepto de tabula rasa, el papel en blanco sobre el cual se escribe partiendo de la nada, o, siguiendo la concepción de John Locke, la fundación del conocimiento a partir de la experiencia. Pero los artistas no crean a partir de la nada: el peso de la historia y los influencias recibidas evitan que el papel sobre el cual escriben sea totalmente blanco. La tabula rasa es pues más bien una toma de posición, un deseo de empezar de nuevo y “liberar el genio creativo”. También el hecho de pertenecer a una generación es un concepto difícil: ¿qué rasgos comunes tienen un conjunto de artistas nacidos en una misma zona geográfica con pocos años de diferencia? Posiblemente menos de lo que podríamos esperar, dado que nos encontramos en un mundo hiperconectado donde la movilidad, física y mental, de cada individuo puede llevarlo a recibir influencias muy diversas. ¿Qué es pues una generación y qué aportaciones puede hacer? «Tabula rasa o la (im)posibilidad de construir una generación» es un proyecto curatorial de Fernando Gómez de Cuesta y Pau Waelder que tiene como objetivo examinar y presentar a nivel internacional el trabajo de la joven generación de artistas de las Islas Baleares. Una selección formada por la obra de un grupo de artistas nacidos a partir del año 1981 en esta comunidad establece un ilustrativo panorama de la fuerza creativa de una generación que crece superando la insularidad y abriéndose a las influencias y conexiones con el mundo entero. Una generación de artistas que dan voz al arte contemporáneo en las Islas Baleares y han logrado un nivel de excelencia en su trayectoria que les permite dialogar con el panorama artístico internacional. El proyecto se articula como una exposición itinerante que se inicia en Es Baluard Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma y viaja a los centros de arte MUU Kaapeli (Helsinki, Finlandia) e Hilvaria Studios (Tilburg, Holanda) con el apoyo del Institut d’Estudis Baleàrics. Con motivo de estas exposiciones se publicará un libro que recoge de forma extensa el trabajo de los artistas participantes, una serie de documentales en vídeo y un sitio web que sirve de núcleo de difusión y documentación de la propuesta.
TABULA RASA – ES BALUARD – PALMA
TABULA RASA – MUU – HELSINKI
TABULA RASA – HILVARIA STUDIO’S – TILBURG
CATÁLOGO
DOSSIER PRENSA